Los smartphones se han convertido en el centro de nuestro día a día

Los utilizamos casi para todo: navegar por internet, hacer fotografías, acceder a nuestras redes sociales, comunicarnos, consultar nuestras cuentas bancarias… Almacenamos en ellos información importantísima a las que no nos gustaría que accediese nadie.

Si a la gran cantidad de datos almacenados añadimos el propio valor del terminal, que es muy elevado en el caso de smartphones de gama alta, es evidente que su pérdida nos afectará tanto personal como económicamente.

Es imposible garantizar que en el futuro no tengamos un despiste y lo perdamos, o incluso que nos lo roben. Afortunadamente, podemos ser previsores y minimizar daños en el caso de que se presentase alguno de estos problemas.

Minimizar daños

Habilita la protección por contraseña o patrón.

Esta medida puede parecer básica, pero son muchas las personas a las que les parece algo inútil tenerlo activado. Se equivocan, es necesario tener un código que sirva de primer muro de nuestros datos personales.

No mantengas información relevante.

Si almacenas en tu smartphone datos importantes como contraseñas, datos de acceso a cuentas bancarias, redes sociales, documentos del trabajo o cualquier otro archivo que sea relevante para ti, no permitas que sea fácil encontrarlo. Las contraseñas siempre con contraseña, valga la redundancia.

Haz copias de seguridad con frecuencia.

Es muy aconsejable que, con cierta regularidad, hagamos una copia de seguridad de los datos de nuestro smartphone. Podemos conectarlo diariamente a nuestro ordenador, o, al menos, transferir los datos a la nube. Actualmente los teléfonos móviles permiten hacer copias automáticas mientras dormimos.

Instala y configura una app de localización.

Android e IOS cuentan con herramientas que nos permiten localizar remotamente nuestro smartphone (siempre que no esté apagado), enviar mensajes al ladrón e incluso pitidos. En muchos terminales también es posible eliminar la totalidad de la información y bloquearlo.

Ten a mano el código IMEI.

Este número de 15 cifras es el DNI de nuestro smartphone, es único y permite a nuestro operador identificar el terminal cuando se conecta a su red de servicio. Podemos encontrarlo indicado en la caja original del smartphone, y también en la factura de compra emitida por nuestra operadora.

No es necesario llevarlo en la cartera, pero si lo guardáis en casa os puede servir de salvavidas en un futuro.

Tras la pérdida o el robo

Lo primero es intentar localizar el teléfono, si se te ha perdido, puede que siga en el mismo sitio. Si el teléfono se encuentra en una ubicación desconocida, bloquéalo.

El bloqueo por software no es lo más seguro ante un robo, por ello el segundo paso será llamar a tu operadora. Asegúrate de tener el IMEI de tu smartphone a mano, así como el PIN y el PUK originales.

Con el IMEI podrás pedir que lo bloqueen del acceso a la red telefónica, así como el enlace a 3G o 4G. Será necesario que te identifiques como propietario del terminal.

Denuncia su robo. Dirígete a la comisaría de policía más cercana y tramita una denuncia, este paso es necesario tanto si lo has perdido como si te lo han robado. Al igual que con la operadora, deberás identificarte como dueño de ese teléfono (será suficiente con la factura).

Si tienes un seguro de hogar (o un seguro de móvil) revisa la póliza. Algunas ofrecen cobertura frente a robos y atracos con intimidación, por lo que merece la pena que te pongas en contacto con ellos. Deberás presentar la denuncia que previamente has tramitado en la comisaría de policía.